martes, 25 de agosto de 2015

NI CONADI, NI MINISTROS, !ORGANIZAR LA VIOLENCIA REVOLUCINARIA PARA CONFISCAR LA TIERRA!

El Movimiento Juvenil popular saluda la justa lucha por la tierra que las comunidades mapuche levantan enfrentando las arremetidas represivas del Estado burgués-terrateniente y su gobierno de turno encabezado hoy por Bachelet, sanguinaria  lacaya del imperialismo yanqui. Los saltos y avances que ha desarrollado la lucha campesina, expresada en la lucha de las comunidades mapuche como una avanzada, ha sido fruto de largas jornadas de protestas, tomas de fundo, ataques a la propiedad terrateniente y al capital burocrático del imperialismo y la gran burguesía expresado en las forestales, desarrollo que tuvo un hito político con los hechos del terrateniente Lushinger-Mackay al poner al centro del debate la cuestión de la organización de la violencia revolucionaria en el campo y al desenmascarar al oportunismo indianista de la CAM de Llaitul quienes tomaron posición por los enemigos de clase delatando a comunidades y compañeros mapuche.

Esta violencia revolucionaria que ha ido incrementándose en la lucha de las masas oprimidas del campo y la ciudad necesita ser organizada bajo una forma superior que nos permita poner fin a los problemas postergados generación tras generación. Nosotros los maoístas planteamos que el problema de la tierra no será resuelto por "voluntades políticas" de los gobiernos de turno, ni tampoco por ningún ministro o institución del podrido viejo Estado chileno,  pues este es el instrumento de opresión con que el imperialismo y sus lacayos, terratenientes y grandes burgueses imponen su dictadura de clase a  todo el pueblo.  No será la podrida CONADI, sus programas sociales, sus consultas indígenas, sus nuevos ministerios  o sus cambios constitucionales bajo la demagogia del "reconocimiento político"  quienes resolverán el problema de la tierra, por el contrario, todas estas medidas solo reflejan sus políticas de corte fascista, y el pacifismo electoral con el que nos quieren desviar y empantanar para ellos reajustar el viejo Estado y mantenernos oprimidos.  Los enemigos jamás entregaran de buena gana las propiedades y riquezas que ostentan a costa del sudor del pueblo, por el contrario las defenderán con fusiles, asesinando, encarcelando y militarizando sus fuerzas y bases policiales como siempre lo han hecho. Y si sabemos esto ¿se resolverá el problema con que un ministro visite la zona? ¿Qué se resolvió cuando el demagogo y fascista Huenchumilla visito ciertas comunidades?  NADA, Los políticos feudal-burgueses saben la opresión en que vivimos, pues ellos la crean y mantienen.  El ministerio de desarrollo social tiene por objetivo aplicar planes corporativistas en las masas,  inventariar nuestra realidad para evitar la explosividad popular y apaciguar la lucha con sus miserables programas sociales, por eso hay  un revisionista del falso partido comunista en ese cargo, pues ese es el papel que tiene ese  partido contrarrevolucionario, enemigo del pueblo y renegado del marxismo.   

Si el  problema de la tierra existe es porque el poder feudal de la clase terrateniente no ha sido barrido y persiste sujetado a la dirección de la gran burguesía con quienes están aliados bajo los intereses del imperialismo principalmente yanqui. Todo el pueblo vive bajo  tres cadenas: la semifeudalidad, la semicolonialidad y el capitalismo burocrático y solo una revolución por la conquista del poder podrá destruirlas y así  resolver el problema de la tierra,  una guerra popular del campo a la ciudad que confisque la gran propiedad terrateniente sin pago ni indemnización  alguna para que pase a manos del campesinado principalmente pobre. Nosotros somos partidarios de la destrucción por partes de este viejo Estado y la construcción simultanea por partes, del nuevo Estado democrático popular a partir de la organización de Bases de Apoyo, regiones rurales en las que se destruye el poder local y se levanta un poder popular, bases de apoyo que servirán para extender la revolución a todo el país,  un proceso armado en que las masas populares se unifican en torno a la nueva cultura de la revolución, de la organización de la violencia revolucionaria y de la nueva sociedad libre de explotación y opresión. Solo teniendo el poder conquistado en todo el país, será posible resolver los problemas de la autodeterminación, porque esta no se reclama ni se pide a un viejo Estado, más bien se conquista con un nuevo Estado resultante de la acción armada de las masas populares, un Estado de ellas mismas, un Estado democrático popular forjado con guerra popular.  Para ello, el campesinado debe unificarse en todo el país y formar con las demás clases que componen el pueblo un frente único popular dirigido por el proletariado para así confiscar toda la tierra a los terratenientes junto con la propiedad de grandes burgueses y el capital imperialista para el pueblo. Si todas las masas populares sufren una única y misma explotación y opresión bajo un mismo y único viejo Estado,  la revolución implica la liberación de todas la masas populares y no solo una parte de ellas, por eso un estado mapuche dentro del Viejo Estado chileno no solo mantendrá la opresión si no que además generará nuevos opresores, nuevos latifundistas, nuevos políticos burgueses, por lo que el apelar al reconocimiento político, constitucional y la voluntad política de los explotadores solo generará beneficios para una minoría que se acomodará con los opresores  a costa de la lucha de todo el pueblo.

¡VIVA LA JUSTA LUCHA POR LA TIERRA!
¡APLASTAR A TERRATENIENTES Y GRANDES BURGUESES, LACAYOS DEL IMPERIALISMO PRINCIPALMENTE YANQUI!

Movimiento Juvenil Popular

martes, 4 de agosto de 2015

MUJER Y REVOLUCIÒN


¡CONTRA LAS IDEAS DE DERECHA Y LAS CONVERGENCIAS CON EL REVISIONISMO!

Crítica al documento sobre la mujer publicado en la página del MJP el 08 de marzo del 2015




MUJER Y REVOLUCIÓN.

El problema de la mujer.

La variedad actual de interpretaciones sobre la mujer en última instancia se aproximan a una de dos concepciones principales, la del proletariado o de la burguesía, las dos grandes clases antagónicas de la historia contemporánea. Para el proletariado el problema de la mujer es la doble opresión que pesa sobre ella: la opresión de las clases dominantes y la opresión de sexo impuesta por los hombres, siendo principal la opresión de clase, porque la lucha de clases es la contradicción que impulsa el desarrollo de la sociedad y por tanto sienta las bases para eliminar de raíz la opresión de sexo. Contrariamente, la burguesía imperialista niega la existencia de clases, de lucha de clases y por tanto niega la opresión de clase. En consecuencia reduce el problema de la mujer a una relación consensuada entre sexos, oponiéndole a la opresión de sexo, frasecitas hueras como la “desigualdad de género”, intentando así arrastrar a las masas femeninas al terreno jurídico, al plano de los derechos humanos, a una estéril lucha por la reducción de ésta desigualdad, tal como lo expresó Bachelet en el año 2010, en la ONU-Mujeres:

“Tenemos que decirlo siempre y en voz alta: los derechos humanos son universales. Y la igualdad de género, que es una expresión de esos derechos, también es universal”.

¿Qué es la mentada desigualdad de género? Los intelectuales de la burguesía desde mediados del siglo XX han propagandizado esta frasecilla hasta institucionalizarla incorporándola a los diccionarios, las constituciones, leyes y hasta en los mandatos de la ONU. El término género fue utilizado institucionalmente por primera vez en los congresos de psiquiatría de la década del cincuenta, intentando explicar la homosexualidad y el lesbianismo. La introducción del término género a la política, respondió en un comienzo al intento de esconder la crisis de la hipócrita moral feudal y burguesa, crisis que acompaña a la agonía en la que se hunde el sistema capitalista. Los intelectuales alcahuetes de la burguesía, restringieron la variable sexo al campo de la biología, a que defina solo la condición sexual de la persona, en tanto el género entró a registrar la forma como esa persona ejerce su sexualidad¡¡independientemente de su sexo!!Así las deleznables prácticas del esclavismo griego representadas en la mitología por Ganimedes para el caso de los hombres o Helena de Troya para el caso de las mujeres (Engels, Origen de la familia), fueron institucionalizadas por la burguesía en el nuevo derecho burgués de ejercer la sexualidad independientemente del sexo que se tenga, convirtiéndose en la reivindicación central de las llamadas “minorías sexuales” cuyos favores electorales han sido manipulados desde entonces hasta la actual modificación en algunos países, de la legislación sobre el matrimonio en un solo sexo. Posteriormente desde los años 70 y 80, el término género fue utilizado (y así es desde entonces) para quitarle al capitalismo toda responsabilidad sobre la condición inferior que mantiene marginada a la mujer en la sociedad actual. Así al término género le agregaron nuevos significados sin abandonar su significado original (confusionismo propio de la mediocre intelectualidad burguesa). El género se definió como el conjunto de ideas que tiene una sociedad sobre lo que debe ser un hombre y una mujer, el rol social que deben cumplir y en consecuencia una ponderación, un valor dado por la sociedad a los hombres y a las mujeres. Pero este valor dado ha sido y es desigual, por tanto hay una desigualdad de género, de la cual nadie o todos, ¡la cruel sociedad! somos culpables, menos el capital. Esta es la clase de ciencia social que practica la intelectualidad burguesa creadora de tal charlatanería. Y así como ocurrió con las minorías sexuales, este nuevo enfoque del término género se ha convertido en la reivindicación central del feminismo burgués y pequeño burgués cuya meta es “la revalorización de la mujer”. Fascistas (como el militar Velasco en el Perú de los años setenta), allendistas, miristas, bolivarianos y trotskistas (de Chile actual), sin mayor esfuerzo creativo plantean en común luchar por la “equidad de género” y la revalorización de la mujer; el anarquismo aparentemente más radical, plantea también igualdad de género y revalorización de la mujer, por medio de la “disidencia sexual” y la “defensa de lesbianas, transexuales y homosexuales” (heroico aporte de ‘Acción feminista libertaria’). En medio de esta fauna, lo que le interesa al imperialismo es utilizar estas bravuconadas para propagandizarlas en su favor y es así que la ONU Mujeres ha definido al género como un sistema de jerarquías y desigualdades, un conjunto de relaciones de poder entre el hombre y la mujer y no entre una clase social y otra; y que para superar esta situación hay que considerar la desigualdad como una discriminación negativa a la que hay que oponerle otra discriminación positiva constituida por medidas como los programas y subsidios estatales orientados a la mujer.

La intelectualidad burguesa cree haber dado un gran paso adelante al afirmar que la mujer es un ser social pues dice que ya no está definida por los atributos sexuales de su biología (variable sexo), sino por el rol y valor que la sociedad le otorga (constructo género); sin embargo un ser humano no es un ser social por lo que los demás hablan de él, sino por las relaciones sociales que él entabla con los demás en la economía, en la política y en la cultura de una sociedad, relaciones sociales que tienen un desarrollo histórico y esas relaciones sociales son, desde la aparición de la propiedad privada, las clases y el Estado, relaciones de explotación y opresión. 

Las causas del problema de la mujer.
Las clases explotadoras siempre han planteado su teoría de la naturaleza humana independiente de las condiciones sociales, y como parte de ella, la teoría de la naturaleza inferior de la mujer, el sexo débil, independiente también del desarrollo histórico de la sociedad.
Para el proletariado, para el Marxismo Leninismo Maoísmo, no existe la naturaleza humana inmutable, el ser humano es un conjunto de relaciones sociales históricamente conformadas y que cambian según el desarrollo histórico de la sociedad. Estas relaciones sociales son las relaciones de propiedad, la forma de propiedad que se ejerce sobre los medios de producción y en segundo lugar las relaciones productivas que sobre esas relaciones de propiedad se levantan. En este contexto para el Marxismo Leninismo Maoísmo, la doble opresión de la mujer surge con la aparición de la propiedad privada, las clases y el Estado.
La explotación y opresión de clase surgieron cuando la propiedad común fue reemplazada por la propiedad privada de los medios de producción (relaciones de propiedad), y en consecuencia la sociedad sin clases donde todos trabajaban fue desplazada por la sociedad de clases donde las clases propietarias viven del trabajo ajeno (relaciones productivas).
La opresión de sexo sobre la mujer, surgió en idénticas condiciones sociales que la opresión de clase. La naciente explotación y opresión de unas clases por otras, requería destruir el fundamento organizativo del régimen comunista primitivo: el derecho materno, reemplazándolo por el derecho paterno. Federico Engels escribió en ‘El origen de la familia’:

“las riquezas, a medida que iban en aumento, daban, por una parte, al hombre una posición más importante que a la mujer en la familia y, por otra parte, hacían que naciera en él la idea de valerse de esta ventaja para modificar en provecho de sus hijos el orden de herencia establecido. Pero esto no podía hacerse mientras permaneciera vigente la filiación según el derecho materno. Este tenía que ser abolido, y lo fue”.
“Así quedaron abolidos la filiación femenina y el derecho hereditario materno, sustituyéndolos la filiación masculina y el derecho hereditario paterno”.
“El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se manifiesta sobre todo entre los griegos de los tiempos heroicos, y más aún en los de los tiempos clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada y, en ciertos sitios, hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho menos, abolida”.

Esta doble opresión de la mujer ha evolucionado a lo largo de los estadios de progreso de la historia con el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo hasta su fase superior actual, el capitalismo imperialista. Pero es este último sistema, el capitalismo, el que ha incorporado a la mujer al trabajo y ha declarado como parte de los derechos universales burgueses, la igualdad de la mujer y el hombre, que no pasa de ser una igualdad jurídica formal sin aplicación en la realidad. Pero al incorporar a las mujeres al proceso productivo, el capitalismo las ha transformado en proletarias y trabajadoras y por tanto con la capacidad para desarrollar lucha reivindicativa, participar directamente en la lucha de clases e incluso en la revolución.

Para el imperialismo y demás clases explotadoras, que niegan la lucha de clases y defienden su sacrosanta propiedad privada de los medios de producción, la causa, no es de la doble opresión de la mujer, ni siquiera de la opresión de sexo pues no reconocen ninguna, la causa de su desigualdad de género que plantean, radica en la división del trabajo por sexos, de esta manera plantean reducir la desigualdad (¡reducir!), incorporando a la mujer a la actividad productiva, solución muy conveniente para la explotación del trabajo femenino por el capital. Al respecto la reaccionaria Bachelet dice:

“Como es sabido, una de las principales causas de las desigualdades de género en el mercado laboral es la persistencia de la división sexual del trabajo que impone a las mujeres una mayor responsabilidad en la crianza de los hijos y la atención de las labores domésticas. Esto influye por supuesto en la distribución del tiempo de trabajo de hombres y mujeres en las áreas productiva y reproductiva”.

Esta división del trabajo por sexos, según los imperialistas, ha reducido a la mujer al ámbito doméstico y a ocupaciones menos importantes que las del hombre de lo que se deduce que lo que hay que hacer es impulsar el “empleo decente y productivo” femenino creando condiciones favorables a través de dos políticas, la política de “corresponsabilidad social” aplicada por los empresarios y la política de discriminación positiva con empoderamiento aplicada por los viejos Estados.
Para el imperialismo, tal como lo repite su marioneta Bachelet, la corresponsabilidad social significa lo siguiente:
“Las empresas pueden aportar desde el desarrollo de códigos de buenas prácticas y otras formas de compromiso voluntario; fomentar la participación de mujeres empresarias en las instancias directivas”; “que los departamentos de recursos humanos tengan roles más activos, se brinden los cuidados infantiles necesarios para que las madres trabajen con tranquilidad, organizar los tiempos de trabajo de manera de ser “amigables con la familia”, entregando a la vez mayor “control” de los trabajadores sobre su horario laboral”.

En resumen, partiendo del respeto a la propiedad, el incremento de trabajo femenino requiere cierto compromiso voluntario de los empresarios en proporcionar lo necesario para el cuidado infantil (guarderías) y un horario de trabajo flexible que le permita a la mujer atender sus labores domésticas. Por su parte mientras la discriminación positiva significa que los Estados deben aplicar “medidas que permitan que las mujeres actúen en pie de igualdad” (guarderías públicas por ejemplo); el empoderamiento implica colocar mujeres en determinados puestos del Estado. Esta es la posición del imperialismo sobre el problema de la mujer.

Estas viejas tesis imperialistas que hemos revisado, están siendo aplicadas desde hace mucho tiempo en Chile. Las medidas tomadas por los gobiernos de las últimas dos décadas sobre la mujer chilena, demuestran su preocupación por contar con la mano de obra femenina que es más barata y según ellos menos conflictiva. Para mantener los salarios bajos de los hombres, las clases dominantes a través de su viejo Estado, incentivan el trabajo femenino por medio de los programas sociales para jefas de hogar y para micro empresas familiares. Las reglamentaciones laborales presentadas por los periodistas como grandes logros en la igualdad de género y en la revalorización de la mujer, son letra muerta para las mujeres del pueblo que trabajan en los fundos y agroindustrias de los terratenientes, en las fábricas, bancos y grandes tiendas del capitalismo burocrático y en las escandalosas residencias de las clases altas. La red nacional de guarderías no cubre ni la décima parte de la demanda, las que existen, atraviesan una crisis crónica por su exiguo presupuesto, por la corrupción de sus altos funcionarios y por el mal trato laboral dado a sus profesionales, quienes han levantado movimientos huelguísticos desde hace varios años. Las frases inventadas como ‘femicidio’ no han detenido la estadística de agresiones, las oficinas de defensa de la mujer son salas infestas que albergan la hipocresía de la burocracia y el papeleo de la legalidad burguesa, los tribunales familiares y salas de conciliación son una muralla donde las demandas de las mujeres rebotan hacia su ámbito original: la casa, demostrando así que la burguesía no solo es incapaz, sino que no quiere resolver tales cuestiones. Esta aborrecible condición, no la sufren todas las mujeres chilenas por igual. En las clases dominantes, donde las mujeres mantienen una posición social privilegiada como profesionales y propietarias de capital, ellas son consideradas embelesadamente como “mamíferos de lujo”. En el pueblo explotado, las mujeres obreras, trabajadoras, campesinas y de la pequeña burguesía (pequeñas comerciantes, profesionales, estudiantes), soportan junto a los hombres del pueblo, la misma explotación y opresión de las clases dominantes, de manera directa cuando trabajan para un patrón o de manera indirecta cuando están dedicadas a la actividad doméstica del hogar. En las masas más pobres la opresión de sexo se relaja debido a la ausencia de propiedad y a la presencia de gran miseria, siendo las mujeres más proclives a marchar junto a los hombres, en la lucha por sus demandas. Para controlar este ímpetu de las mujeres del pueblo, el reaccionario y pro-imperialista gobierno de Bachelet, les ha entregado a sus aliados menores, los renegados del marxismo del falso pc de Teiller, el nuevo ministerio de la mujer. Esta alianza no es novedad. Por mencionar solo las dos décadas pasadas, los gobiernos reaccionarios han utilizado velada o abiertamente los favores del viejo revisionismo organizado en el falso partido comunista. Estas alianzas han evolucionado desde los acuerdos reservados de Gladys Marín, secretaria del falso pc, con El Sr. Insulza o con Belisario Velasco (ministerio del interior), pasando por el apoyo electoral a Lagos y Bachelet, hasta su actual participación en el segundo gobierno de Bachelet. La renegada del marxismo ahora ministra Claudia Pascal ha dicho recientemente:
“Por fin las mujeres en Chile cuentan con una institución al más alto nivel del Estado. El Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género hace realidad un sueño de miles de mujeres y de sus organizaciones que han luchado por sus derechos”.
“En este día histórico, muchas mujeres están presentes, mujeres de distintos pensamientos, edades e historias, todas comprometidas con un deseo: que las mujeres en nuestro país tengan más derechos, más autonomía y puedan vivir en libertad en un país que respeta sus derechos”.

Estas son las sandeces con las que el viejo revisionismo allendista ha reemplazado las tesis del marxismo, afirmar que el viejo Estado chileno respeta los derechos del pueblo demuestra una vez más que estas ratas han adjurado del marxismo y de la revolución y se han pasado por completo a las filas de la contrarrevolución.

La lucha por resolver el problema de la mujer.


“Las mujeres como los hombres son reaccionarias, centristas o revolucionarias, no pueden, por consiguiente, combatir juntas la misma batalla. En el actual panorama humano la clase diferencia a los individuos más que el sexo”.
             José Carlos Mariátegui

Igual que en los hombres, las batallas que combatirán juntas las mujeres del pueblo, tienen también dos grandes objetivos, el primero e inmediato es la conquista del poder en cada país para eliminar la explotación del trabajo ajeno, sentando así la única base material para la real igualdad jurídica entre sexos, sin embargo aún quedará el trabajo doméstico y el cuidado infantil hecho por familias individuales; el segundo objetivo es la conquista del socialismo, su heroica construcción en todo el mundo, aboliendo la propiedad, las clases y el Estado. Solo el socialismo es capaz de eliminar el trabajo doméstico individual por medio de la industrialización de las labores domésticas y la creación de una cultura socialista, condiciones necesarias para la real igualdad entre sexos ante la vida y así completar de manera definitiva la emancipación de la mujer. Mariátegui, gran marxista leninista latinoamericano, dice:

“A medida que el sistema socialista reemplace al sistema individualista decaerán el lujo y la elegancia femeninos... La humanidad perderá algunos mamíferos de lujo; pero ganara muchas mujeres. Los trajes de la mujer del futuro serán menos caros y suntuosos; pero la condición de esa mujer será digna. Y el eje de la vida femenina se desplazara de lo individual a lo social... Una mujer, en suma, costara menos, pero valdrá más”.

La emancipación de la mujer no es un sueño para el futuro. Los revisionistas sueñan, los anarcos sueñan. Los maoístas no tenemos sueños, tenemos metas y planes, organización y acciones. Decimos abiertamente que con el comunismo se completará la emancipación de la mujer eso es una meta; lo que quiere decir que la emancipación de la mujer es un proceso que ha comenzado ya desde el momento en que se fundan o reconstituyen los partidos comunistas para conducir las guerras populares hacia la conquista inmediata del poder, esos son planes y objetivos, organización y acciones. Las mujeres del pueblo participan en ese proceso. Es un proceso largo, de acuerdo; es una lucha prolongada, lo sabemos, pero es lucha de hoy, no para mañana; el que sea prolongada no hace permisible un gran relajo; no se puede dejar sin hacer las cosas, no se puede postergar las cosas, las tareas de la revolución no pueden ocupar el segundo lugar, la revolución no es una jornada laboral, con hora de ingreso y salida, no es un paseo, unas horas libres para después regresar a casa, a la cama, como si fueran un refugio libre de la lucha de clases, como si eso fuera posible. La revolución no espera caridades, limosnas, huiltrafas, quien las da que se las trague; la revolución es una obra grandiosa, en la que solo grandes sacrificios conllevan a grandes victorias, la revolución requiere revolucionarios profesionales, formados teórica y prácticamente, eso es lo que somos, entregados 24 horas a la revolución, a la destrucción del viejo orden y la construcción del nuevo. Esto es la emancipación de la mujer, una parte del proceso revolucionario que ha comenzado ya, y no va a volver atrás. Toma tu lugar compañera.



¡CONTRA LAS IDEAS DE DERECHA Y LAS CONVERGENCIAS CON EL REVISIONISMO!

Crítica al documento sobre la mujer publicado en la página del MJP el 08 de marzo del 2015

“Dentro del Partido se producen constantemente oposición y lucha entre diferentes ideas. Esto es un reflejo, en el Partido, de las contradicciones entre las clases y entre lo nuevo y lo viejo en la sociedad. Si en el Partido no hubiera contradicciones ni luchas ideológicas para resolverlas, la vida del Partido tocaría a su fin”.
Presidente Mao TseTung. Sobre la contradicción.


Con fecha 08 de marzo del presente año se publicó un documento sobre el día de la mujer, con problemas de composición y redacción en la forma y algunas ideas derechistas en el contenido. La causa común nos ha convocado, voluntariamente nos hemos agrupado, participamos organizadamente en la lucha de clases de las masas y sobre esta base, es la lucha de dos líneas la que nos une y nos unimos para volver a luchar. Entonces, no es la causa común la que nos une, si pensáramos así seríamos burguesía, buscando solo la armonía, la parsimonia, la homogeneidad, evitando la diferencia, la contradicción, la lucha, cuando es la lucha la que genera la verdadera unidad. La ideología, la línea política y el programa son base de unidad, pero no la unidad misma. No luchamos entre sí para despedazarnos, despreciando la base de unidad, luchamos para estar firmemente unidos desarrollando la base de unidad.


En el documento se dice
“La reacción, formada por las clases explotadoras (Grandes Burgueses y Terratenientes) difunden que la mujer es inferior al hombre desde que nace”

Comentario. La reacción no solo está formada por las clases explotadoras. Desde el punto de vista de clase, la contradicción es entre clases explotadoras (grandes burgueses y terratenientes) y clases explotadas. En el plano político la contradicción es entre reacción y revolución, siendo la reacción todo lo que se contrapone a la revolución, y no solo las clases explotadoras. Esta frase deja afuera de nuestro desenmascaramiento al resto de la reacción nacional comenzando por el viejo estado, la prensa, los intelectuales reaccionarios, los curas, el revisionismo, el propio imperialismo, etc.

El documento dice:
“Cuando surge el capitalismo, la mujer se incorpora con más fuerza al proceso productivo arrancándola de las cuatro paredes del hogar, adquiere su independencia económica y se rebela contra la explotación que sufre tanto de las clases explotadoras como del marido o del padre. La gran mayoría, las mujeres del pueblo se incorporan a las filas del proletariado y a las clases oprimidas, mientras una minoría se incorpora a las clases propietarias de los medios de producción, la gran burguesía y los terratenientes”.

Comentario.
No es la mujer la que se incorpora al proceso productivo como dice la frase citada, es el capitalismo el que históricamente la incorpora; no estamos hablando de la mujer actual que una buena mañana decide buscar trabajo, incorporarse al mundo laboral, hablamos de las condiciones históricas que el capitalismo estableció para que esa mujer pueda tomar esa decisión de buscar trabajo y conseguirlo. Pero al incorporarse al trabajo, la mujer no adquiere independencia económica como se afirma en la frase. La burguesía y el revisionismo son los que difunden esta patraña de la independencia económica de la mujer moderna que trabaja, para esconder su condición de mayor sobreexplotación, respecto de la que tenía cuando no trabajaba. A continuación en la cita se dice con desparpajo, que las mujeres al trabajar se incorporan a una clase social. Con lo que se está afirmando que antes de trabajar las mujeres no pertenecían a una clase social, y por lo tanto, ha quedado demostrado lo que la burguesía siempre dijo, que la lucha de clases no es universal. La mujer  del pueblo, que no trabaja participa indirectamente del proceso productivo porque se encarga de la mantención de la mano de obra en el hogar proletario y de la reproducción de la especie trabajadora, y por eso el salario de su marido, tiene la característica de salario familiar. En resumen, el capitalismo incorpora a la mujer al trabajo, creando condiciones favorables para que la mujer decida incorporarse a la lucha por demandas del resto de la masa trabajadora, participando directamente en la lucha de clases.

En este párrafo analizado, lo afirmado no obedece a una lectura mal hecha, a una mala redacción o a una simple ignorancia, el párrafo demuestra que subyace en el fondo una posición; se está planteando que la opresión de sexo es característica de la feudalidad o semifeudalidad, viejos prejuicios de una economía atrasada, que mantiene encerrada en el hogar a la mujer y que con el capitalismo están siendo superados, la mujer al incorporarse al trabajo adquiere independencia económica y se rebela contra el marido y el padre, pasando así a la otra opresión la de clase que antes no la sufría porque no trabajaba, no pertenecía a alguna clase social, la lucha de clases no regía sobre ella. Esta visión de las cosas converge con el revisionismo. A comienzos del 2000, en el CARP-Chile algunas personas decían que solo había que hablar de opresión de clase, que es la burguesía la que habla del género y esto es lo que aquí se está presentando, se está diciendo que la opresión de sexo era de épocas de viejos terratenientes, de la oligarquía y ahora que Chile es moderno y capitalista, lo que hay es opresión de clase. Esto lo difunden revisionistas, mirachos, y demás cloacas.  

El documento continua diciendo:
“A mayor opresión mayor es la rebelión”

Comentario.
Esta afirmación es inexacta. Lo correcto es decir a mayor explotación y opresión, mayor es el ansia de rebelión, porque la rebelión misma no depende de estar explotado u oprimido, además de ésta condición externa las personas tienen que decidir rebelarse. No basta la opresión, además está la decisión, la voluntad de luchar, por eso es fundamental la línea de clase en las organizaciones sindicales, la ideología y la política en las organizaciones revolucionarias. La frase citada desprecia el trabajo de masas, y exalta la lucha económica espontánea de las masas trabajadoras.

Luego dice el documento:
“La mujer como parte de las masas oprimidas  se hace partícipe de la lucha del pueblo, adquiere en ella un papel fundamental y activo, y con ello descubre el camino a su emancipación: la destrucción del derecho que da origen a su opresión, la propiedad privada”.

Comentario.
Este párrafo puede generar confusión. Afirma que la propiedad privada es un derecho, que este derecho dio origen a la opresión de la mujer y que su emancipación es la destrucción de ese derecho. Marx dice que las relaciones de propiedad históricamente determinadas, poseen doble aspecto, son relaciones de producción en el plano económico y son relaciones jurídicas en la superestructura. ¿Cómo se destruye esta propiedad privada que da origen a la doble opresión de la mujer? La revolución desde el poder político conquistado con las armas, realiza la transformación radical, más o menos rápidamente, de las relaciones de producción en la base económica, y luego la transformación progresiva, en un proceso prolongado, de las relaciones jurídicas en la superestructura. ¿Dónde poner el acento hoy? En la conquista inmediata del poder político y en la transformación más o menos rápida de las relaciones de producción, porque esto es la destrucción de la base material de la propiedad privada, si no hacemos esto ahora, de nada nos valdrá alardear sobre la destrucción del derecho de propiedad en el futuro. Poner el acento significa principalmente, y no únicamente.


Dice:
“Cuando Marx en el manifiesto señala que el capitalismo creó al proletariado y cavó su propia tumba, también el capitalismo sentó las bases para la emancipación de la mujer pues es el proletariado la única clase capaz de dirigir y garantizar la abolición de la propiedad privada…”

Comentario.
Se quiere ligar lo dicho por Marx con el tema de la mujer, forzando la frase. La emancipación de la mujer es obra de ellas mismas, el proletariado dirige a través de su partido, pero la emancipación de las masas trabajadoras y con ellas de la mujer, es un acto revolucionario que solo las propias masas lo pueden hacer. No hay salvadores, ni las mujeres son menores de edad.

Dice:
“El pueblo debe conquistar el poder bajo dirección del proletariado mediante la revolución, lucha armada con que se  derroca y destruye el poder de los enemigos de clase. Esta revolución en países semicoloniales y semifeudales como los nuestros deben pasar por una etapa democrático-nacional que destruirá las tres grandes cadenas que  oprimen a todo el pueblo:   El imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes”.

Comentario.
La revolución no es solo lucha armada como se afirma, es mucho más que eso, es guerra popular, la más alta teoría militar lograda. Hay que decir las cosas con su nombre y con todas sus letras. Además toda revolución no solo es destrucción, es además y lo principal, construcción del nuevo poder, que se concreta como dictadura del proletariado o dictadura conjunta del pueblo bajo dirección proletaria. Que se esconde aquí, destruir sin construcción ¿convergencia con los anarcos? ¿Terrorismo individual?
Al final del párrafo se identifica las tres cadenas que oprimen al pueblo, el imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes. Pero ellos no son las cadenas, ellos son los que encadenan al pueblo. Confusión de sujeto y objeto. Las cadenas son la semicolonialidad, el capitalismo burocrático y la semifeudalidad. ¿No se quiere hablar en esos términos? Es fácil hablar de gran burguesía o de terratenientes, no es fácil decidirse hablar de capitalismo burocrático o (pregúntenle a la ex URC) de semifeudalidad ¿Será que nos sentimos modernos, capitalistas?

El documento dice:
“El imperialismo principalmente norteamericano dirige el plan de la reacción en nuestro país mediante  su miserable títere Bachelet, este plan tiene tres tareas principales: Restructuración del Viejo Estado, Profundización del Capitalismo Burocrático y Prevenir el ascenso de la lucha de las masas por sus demandas”.

Comentario.
La profundización del capitalismo burocrático debe ir como primera tarea porque es el plano económico. La tercera tarea es extemporánea. Lo que quieren prevenir es el inicio y desarrollo de la guerra popular. Aquí se plantea prevenir el ascenso de luchas por demandas, es que ¿No se quiere abandonar el terreno de la lucha económica?, ¿No se quiere preparar el inicio?, ¿No se quiere hacer acciones propias? Se está convergiendo con planteamientos de la ex URC.

Dice el documento:
“Sabemos que donde existe propiedad privada, ni la mujer ni el pueblo lograrán su emancipación, por eso en el camino hacia la sociedad sin clases, hacia la eterna armonía en donde no existirá opresión alguna, la mujer obrera, campesina, trabajadora y del resto de las masas populares debe al igual que el pueblo luchar por sus propias y verdaderas reivindicaciones”.

Comentario.
El camino al comunismo, no consiste solo de lucha reivindicativa (económica), además y a continuación, hay que conquistar el poder y construir el socialismo en medio de revoluciones culturales sucesivas. Lo segundo en este párrafo es la definición revisionista del comunismo. La sociedad sin clases, el comunismo no es la eterna armonía como se dice. No existe armonía eterna, nada es eterno, solo la materia en movimiento. Los maoístas decimos gran armonía, paz perdurable y afirmamos que la lucha seguirá siendo el sustento del mundo hasta que desaparezca en el polvo del cosmos. Hablar de que nuestra meta es la eterna armonía es en la situación actual desear grandes relajos después de cada tarea y hasta capitular diciendo que se ha cumplido su parte y le toca a la siguiente generación. El que en algún documento del MPP de los años noventa, se hablara de la eterna armonía, solo puede darnos la alegría de saber que en esa organización hermana también existe lucha de dos líneas.

MOVIMIENTO JUVENIL POPULAR